Las Aventuras de Crispina y Molinilla, un musical infantil para el Siglo XXI

13.06.21 Todo es material de última generación en “Las Aventuras de Crispina y Molinilla”, un musical infantil interpretado por Inés Alba y Jenni Casado y dirigido por Marta Plumilla, recién estrenado en el Centro Cultural Buero Vallejo del barrio de San Blas Canillejas. Una propuesta fresca y fascinante de pop digital y música electrónica, que hace convivir en perfecta armonía los mundos analógicos y virtuales en los que se desarrolla la acción. Porque todo es flamante, galáctico y contemporáneo en esta suerte de concierto dramatizado que se beneficia de un argumento trepidante ideado por las dos actrices y su directora, y de las canciones originales que contiene. Sí. Todo es nuevo aquí. Pero, a la vez, nuestras heroínas nos devuelven a un mundo en el que quizá habitaron algunas presencias ancestrales y maravillosas como las Celia, de Elena Fortún, o Antoñita La Fantástica de Borita Casas. O, ¿por qué no?, el mismo Guillermo Brown de Richmal Crompton, que, casi cien años después de su creación, se mantiene como el paradigma del infante, o la infanta, travieso-a, que se enfrenta al mundo de los incomprensibles e ilógicos adultos, a quienes analiza sin piedad desde su particular óptica. Pero Crispina y Molinilla son distintas a sus predecesoras y predecesores. Ellas son dos youtubers intrépidas, vestidas de azul y rosa que quieren presentar sus canciones a un concurso de talentos. El signo de los tiempos. Mundos virtuales y operaciones audiovisuales como plataforma para el triunfo. Y se enfrentan a un particular enemigo que quiere boicotearlas. Un malo cuyos motivos egoístas para hacerlo son tan tiernos como adorables. Como nos quedará pronto claro gracias al trabajo actoral de Andrés Sudón, que presta su voz al travieso e inteligente Tusito, un gato cuyo particular mundo ha sido recreado por Emilio Tenorio en unos audiovisuales llenos de color que funcionan como ajustado mecanismo de relojería para asegurar el suspense de la trama. Una historia cuyo final conocemos gracias a la intervención especial del actor de doblaje Salvador Aldeguer, un maestro de la profesión. Y así la obra transcurre a velocidad de crucero, a lo largo de una hora entretenida y llena de canciones intensas, coreografías simples y eficaces y peripecias que mantienen el pulso y aseguran el interés. Lo malo es que, en esta ocasión el sonido no estuvo del todo a la altura y el público se perdió algunos matices de los excelentes arreglos que Juan Fernández Fernández, Mario Frasco, Sergio Carducci y Pedro Mariné, han realizado para las canciones de la obra. Un problema que puede solucionarse fácilmente, en cualquier caso y que no desluce la brillantez de este musical moderno, cuyas inventoras, además, tratan a los niños y las niñas como las personas inteligentes que son y se atreven a abordar algunos asuntos de plena actualidad como la diversidad familiar, la ecología o la necesidad de gestionar bien las emociones cotidianas. Un auténtico oasis en el desierto de cancioncillas banales y mensajes estereotipados en que se ha convertido últimamente la oferta de espectáculos infantiles de la cartelera madrileña. Trabajamos para ganar público en vuestros trabajos. Gracias por respetar los derechos de autoría de los textos e imágenes de este blog Enlaza el artículo en las redes, pero no copies las fotos individualmente

Rafael González Nofotos: © Emilio Tenorio

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